Carlos Herrera.

Periodista.

Tiene este Paco Naranjo la destreza de quien habla con un pincel y sabe describir un discurso sincero, real, franco e imaginativo. No es fácil hacerlo; con un pincel en la mano hay artistas que hablan sin que se les entienda una sola palabra, esos que dejan a quienes les escuchamos el trabajo de traducir sus exordios plásticos y de imaginarnos lo que nos dé la gana, no habiendo querido decir, en muchas ocasiones, absolutamente nada. Paco, por el contrario, procura que su relato sea fértil pero sincero, poderoso, técnicamente impecable y sorpresivamente inesperado.

 

Un tren que pasa, una puerta de toril que se abre, una esquina que se angula ante nuestra presencia, una pareja que danza sobre el cielo de Sevilla, todo es real pero fantasioso a la vez y está cargado con un pensamiento singular transmitido a golpe de muñeca. Me gusta su estallido de color, su desapego esculpen a Dios a golpe de gubia. Me gusta su estallido de color, su desapego con lo sombrío, la elegancia atlántica con la que transa las formas y la envergadura casi en relieve de alguno de sus cuadros.

 

Tengo el placer de verle cada día en casa, en la pared del fondo, habiendome retratado sin saberlo en el muchacho que ve pasar la vida sentado en un paso a nivel. El tren era una mujer: yo estaba perozoseando, pasó y decidí subirme. No hay mejor alegoría que aquella velocidad grandiosa y gobernada y esta contemplación del paisaje alterado por la fuerza del hierro y el vapor. Como ésta, otras metáforas dichas al óleo quedan aquí expuestas en la obra de un pintor que, afortunadamente, aún tiene un Tiovivo en alguna parte de su cabeza.

 

 

 

Francisco Borrás Verdera

Catedrático Emérito de la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, y ex Decano de la misma.

Un encuentro con una obra y su autor como Francisco Cayetano Naranjo, es siempre gratificante por su gran creatividad. su sencillez admiración por los demás le honran, por esa razón no tiene más remedio que ser persona sensibilizada. La personalidad de paco, llena de vida e inquietud constante le hará llegar a lo más alto. Hace años que caminamos por la misma senda del arte, detectando en sus primeros momentos de formación un gran futuro que hoy ya es presente. Para mí ha sido un honor visitar su estudio y disfrutar de una recopilación de obras, donde se aprecian las distintas etapas de su vida artística. Su gran variedad temática justifica sus dotes creativas y su buen hacer le ha llevado a un realismo soñador, lleno de simbolismo. Es ordenado y cerebral, logrando con los medios el perfeccionamiento de las formas, tales como los paisajes, la serie espacial un tanto surrealista y algo de figuración, y posteriormente el estudio de las piedras, texturas con bajorrelieves.En sus distintos momentos artísticos nos ha demostrado lo que es capaz de hacer.

Es tanta su vocación, que debe seguir luchando con esa inquietud creativa, para llegar a la cima de los más exquisito.

Finalmente opino como pintor, que la obra de arte debe hablar por si sola, ya que es nuestra forma de lenguaje, que se da en la pintura de Francisco Cayetano Naranjo. Enhorabuena.

 

Manuel Arcenegui

Pintor y Catedrático de Bellas Artes.

Empecemos por el final, sabiendo de antemano que es un círculo, mejor una espiral, en la que el antes y el después, no son categorías determinantes.La ciudad vista como horizonte, robotizada, octogonal y fría, en un elaborado “ready-made” que nos va a trasladar a una nueva “pintura metafísica”, distinta tan solo en la apariencia, igual en la frialdad, espacios desolados.Es un contenedor en el que ocurren las cosas de la vida, donde la gente canta y cree que se disfraza y cree que se enamora en un afán continuo de encontrarse y con ella el pintor, es bueno que así sea, convertido en chamán de la tribu.Para ello continuará buceando en una epifanía de rejas y azoteas, de árboles y pasillos y ríos para así, ensimismado, poder cerrar el circulo, mejor una espiral, contarnos piedras y planetas, preguntas sin respuestas.Y todo eso desde el mayor rigor del dibujo, del color y la forma, porque sabe muy bien y tiene facultades para hacerlo, que para contarnos todo ese apasionante “imaginario colectivo “es precisa la disciplina poética de la realidad aparente de las cosas.

 

 

Manuel Molina

Periodista

Soy de esas personas que ante de un cuadro solo son capaces de ver lo que ven… Y nada más. Cuando un artista comienza a explicarme su obra suelo responder con palabras prestadas: No me lo cuentes: Píntalo. Y que yo lo vea.

Dicen que es lo que Bertolt Brecht recomendaba a sus actores cuando trataban de explicarle un personaje: No lo cuentes: Hazlo.Tengo que decir que jamás me ha pasado eso con Paco Naranjo. No me acerco a estas páginas como periodista sino como amigo que es para mi palabra sagrada… Amigo desde esa edad en la que es tan difícil mentir como fácil arañar sueños. Conocí a Paco hace 40 años. Hacíamos Atletismo. Corríamos atropelladamente tras la vida. Perseguimos manzanas prohibidas. Entre tintos peleones y charlas clandestinas asistíamos boquiabiertos al despertar de cada primavera, a las funciones de Tabanque o a la “cla” del Álvarez Quintero, a las estrafalarias sesiones poéticas de Miss Lucy Prescott, a los conciertos de los Lentos, de Smash, de Storm o de Pepe Maldonado. A la “Hornacina” de la Escuela de Arquitectura o al Cine Club Vida donde descubrimos a Chabrol y Godard, Berlanga y Pasolini. Vivíamos con emoción a todo lo que nos parecía inquieto y creativo… incluidos los pases de Cardeñosa al Gordi por la banda. Organizábamos fiestas en la antigua Escuela de Santa Isabel de Hungría con música , teatro y pintura… Muchas tardes, de vuelta a casa, Paco me enseñaba sus últimas pinceladas mientras yo le contaba mis “Esperpénticos” proyectos de teatro. Si fuera un poco más moderno diría que Paco pinta “por defecto”, o sea, de nacimiento. Tal vez porque su infancia estuvo ligada en parte a “Heliópolis” y un barrio con ese nombre imprime carácter: la luz y el color son la esencia de un arte que entra por la vista. Pero, secretamente, siempre he pensado que su pasión por la pintura le llega a través de otro sentido más primario: el olfato. Él sabe porqué.Con los años he aprendido a reconocer y apreciar la singular caligrafía de su mundo imaginario. El significado de sus signos, tan sencillos y sinceros como parecen. Su portentoso dominio del dibujo como basamento de todo edificio pictórico. Su lucha por enfrentarse a retos técnicos que otros eluden por falta de nobleza o de talento. Su precisión en el detalle y su mayúscula obsesión por lo minúsculo y por lo perfecto. Su imaginario más íntimo: El tiempo: sus secretos mecanismos y sus cadenas. La realidad que esconden los sueños. El retrato de la atmósfera, complemento indispensable de una memoria atrapada en el inconsciente. Una inquietud por el fondo y una constante búsqueda en las formas. Sus personajes, muñecos o caricaturas de una comedia del arte en la que solo cambia el “canovaccio” que escribe la historia. Su retratos… casi siempre de mujer. Las nubes, minúsculas partículas de vida que se elevan a lo alto. Y ese mundo de piedras, árboles, miradas y paisajes que le acercan su tierra, al pasado más suyo. Su refugio presente. Y su “paso a dos” con Sevilla. La necesidad de escapar de una ciudad narcisista y eterna que siempre desdeñó a sus mejores hijos. Perseguir sus deseos a sabiendas de que “Sansueña” pertenece al universo poético y en esta tierra solo se puede ser exiliado o criticado. A lo largo de 40 años le he visto arañar segundos a la noche en busca de argamasa perfecta para la arquitectura de sus cuadros. Defender palmo a palmo su estudio y su intuición, el resultado de la memoria histórica de toda inteligencia.

 

Paco pertenece a esa singular estirpe que pintó lo que quiso en tiempos de barricadas y sigue haciéndolo en tiempos de mercadería cultural. El siempre nos habló de su interior. No conozco mejor manera de ser sincero y ecuménico: Las únicas condiciones esenciales del artista. Y desde su interior nos ha deja colgados su asombrosa técnica, su línea, su color y ese estado de ánimo que jamás escatima una sonrisa. ¿Hay quien de más en este mundo de mercachifles? Por eso le pido que no cambie. Que siga teniendo ese perfil que tanto marea a los mediocres y a las estadísticas.

 

 

Armando del Río

Pintor

Catedrático de Colorido y Composición y, académico de la facultad de bellas artes de Santa Isabel de Hungría, de la Universidad de Sevilla.

La obra que hoy contemplamos es consecuencia de un duro aprendizaje en la escuela de artes aplicadas . Entre un centenar de alumnos, Francisco Naranjo destacaba por su comportamiento y simpatía, pero sobre todo por sus trabajos, terminando con calificaciones destacadas . Más tarde ingresa en la facultad de Bellas Artes y allí de nuevo lo tengo de alumno en la clase de colorido y composición en el quinto y último curso de la carrera, terminando con nota de sobresaliente . Después de algún tiempo, durante el que sólo vi algunas obras suyas en exposiciones colectivas, la llegada a su estudio fué una gran sorpresa, me encuentro ante una obra de grandes posibilidades, cada obra es un Naranjo distinto, yo que odio la monotonía, no comprendo que un pintor pueda estar haciendo durante cuarenta o cincuenta años los mismos temas, con la misma mecánica y con la misma visión . Es una sorpresa muy agradable descubrir a un pintor que cada día aporta algo nuevo a su obra y con su dominio de la técnica hace que sea un gozo lo que tenemos ante nuestros ojos.

 

 

Rafael Muñoz

Crítico de arte.

Es una tragicomedia de la pintura lo que el joven artista sevillano lleva a cabo en sus obras. Sus dibujos y pinturas denotan una gran capacidad de observación y de espontaneidad en el trazo. Paco Naranjo se nos presenta con gran capacidad de simplificación. Frente a unas obras netamente modernas, en las que se observa una perfecta disposición en su realización, están las que aquí reproducimos de inspiración más libre. Estas serán, hasta el momento, campo de investigación de la técnica y la realidad circundante. Las obras se vuelven seguras, capta mejor lo esencial, dejando todo lo superfluo a un lado.

 

El artista intenta escapar de lo artificial y lo convencional para lo cual ha escogido una línea que le llega a cautivar por su sencillez y autenticidad. En estos medios cobra madurez y estilo definitivo su pintura, que se desliga del tradicional realismo amanerado para centrarse en una creación de conceptos propios.

Naranjo obtiene de la disposición de líneas y colores, sinfonías y armonías que representan un mundo muy particular y real, llegando con ello a provocar la sensibilidad del espectador. Pintura que debe hacer pensar, al igual que hace pensar la buena música, con apoyo de ideas e imágenes. Al contemplar por primera vez sus cuadros, las imágenes dibujadas se nos aparecen con un trazo fijo a la vez que directo, con una fuerza primordial que nos hace sucumbir, sin más, al encanto de sus creaciones.

 

Este joven pintor lucha desde hace tiempo, por la absoluta libertad del artista en la elección y tratamiento de sus temas –la Galería de Antonio Roldán posee cinco buenas pruebas de ello- y, al mismo tiempo, rompe con un concepto muy personal y muy enraizado con el postmodernismo americano.Nuestro deber, el de este periódico, no es otro que el de estimular a los jóvenes artistas con proyección de futuro inmediato, reconfortándoles en su soledad. Creo que hemos logrado encontrar uno de esos pintores en Paco Naranjo; sevillano de gesto seguro, que no cede nunca a la facilidad y que acomete los temas con bravura. Sabe expresar la razón de ser el modelo más sencillo y sabe, también, realizar los motivos más banales con toda la nobleza que le es permitido a un hombre.

 

 

Felivia Mejía Santos

Periodista Diario Caribe.

Resulta complicado clasificar las obras de este artista. La labor se dificulta aún más porque ni él mismo desea encasillarse : “es una pintura fusionada con distintas tendencias. Una mezcla de collage y bajorrelieve. No me gusta encasillarme”.

 

Lo cierto es que su arte impresiona, quizá porque en cada cuadro deja plasmada parte de su sensibilidad y entusiasmo. Paco Naranjo comenzó su relación con la pintura a los ocho años, cuando dibujó “la belleza de un caballo”. Agrega: “pintaba cómics, era como una obsesión dejaba a los amigos y me quedaba en casa pintando”.

 

Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla y en la Escuela Superior Santa Isabel de Hungría. Ha paseado sus cuadros por ciudades de España, Estados Unidos, México, África, Suiza, entre otras. Utiliza una técnica de acrílicos y óleo, y además se vale de los más originales elementos, desde madera, plástico, vidrio y componentes electrónicos. “llega un momento en que tienes que desaprender lo aprendido y buscar tu propio estilo. Quiero seguir innovando, hacer una pintura dinámica, ponerle sonido, movimiento y hasta olor”. Paco tiene galerías en Madrid, Boston y Nueva York: “ahora preparo una exposición que presentaré en Estados Unidos, para mí la meca del arte”

 

Este sevillano de nacimiento y bético de corazón, disfruta al refugiarse es su estudio, y con la fotografía, la naturaleza, viajar y estar con sus amigos. “lo importante es no perder el niño que todos llevamos dentro”.

 

Pedro L. Nuño De la Rosa.

Periodista, crítico de arte , diario La Verdad de Alicante.

Creo que nadie en su sano juicio y en su no menos saneada cultura. Si desde estas páginas se ha atacado a ciertos realistas fue porque lo expuesto resulta trasnochado y decimonónico, cuando no meramente comercial y oportunista que es aún peor . Por eso nos parece aleccionador y gratificante observar a pintores capaces de sacarle posibilidades a la mágica realidad, como es el caso de F. Cayetano Naranjo, otra consecuencia de la escuela sevillana. Cayetano Naranjo, se mueve en el campo de la reinterpretación de las vanguardias, pero no con la ironía” pop”, sino desde unos conceptos de reciclaje y mezcla, conjuntando estilos en la misma obra, tan diferentes como, el surrealismo , o el hiperrealismo. Toma de cada pintor o escuela lo que le interesa, añadiendo sus propias observaciones que van desde lo sensual hasta el vuelo de ícaro, pasando por la pura caricatura esperpéntica o el retrato psicológico de un místico andaluz, dentro del más puro realismo.

 

 

José María Maldonado

Cantautor y Poeta de Caminos.

Hablar bien de la obra propia puede ser un imperdonable pecado de inmodestia. Sin embargo yo he podido algunas veces decir públicamente algo bueno de dos de mis discos: que tenían unas portadas maravillosas. Eso se lo debo a mi admirado amigo Paco Naranjo, al que debo además un montón de sueños de colores, parte de mi optimismo y de mi visión del mundo y el orgullo de ser su amigo.

Ir a su estudio es tener la sensación de entrar en un espacio mágico, habitado por un visionario, un genio vivo y cercano del que uno puede esperar cualquier sorpresa. A veces he visto en sus cuadros la mano de un escenógrafo como Fellini, capaz de dar una interpretación del ser humano cómicamente teatral, otras veces dota a sus personajes de una profundidad más allá de lo expresable con palabras, pero siempre he tenido la certeza del amor que une al pintor y a sus criaturas. Todas ellas habitan en un mundo creado por el propio artista, personalísimo, donde nada chirría porque todo está exquisitamente colocado en su sitio. Los objetos y personajes parecen obedecer al grito de Jean Cocteau: "Exigid que el pintor sea un director de escena".Paco no es un pintor normal, es un creador de universos y eso va más allá de la técnica pictórica que utilice. La técnica se le supone, como el valor en la antigua mili, y a la vista está, pinta y dibuja como los clásicos, o se dedica a construir sus cuadros con chips y transistores, da lo mismo, siempre tienen una ejecución brillante.

 

Paco no desdeña nunca el "trabajo de cocina", como si hiciera suya aquella sentencia daliniana de que no hay obra maestra perezosa. Por ello es capaz de mostrarnos su mundo interior, sus paisajes y personajes soñados con toda nitidez, con precisión casi fotográfica, y por ello siento a veces, como simple espectador no experto en pintura, la sensación de encontrarme ante auténticas obras maestras.El hecho de poder penetrar en su galería a través de un ordenador me produce un gozo incontenible. Bien sé que el pintor nunca estará satisfecho con la calidad de las reproducciones y que las fotos sólo pueden darnos una idea pobre de lo que realmente son sus cuadros, pero al menos esta galería nos permite vislumbrar su riquísimo universo, bailar sus tangos en la cima de una montaña o a las orillas de un mágico Guadalquivir, pasear en antiguos coches por paisajes insólitos, visitar sus ciudades electrónicas, sus maravillosas casas populares, conversar con exquisitas mujeres o con humildes campesinos y, en fin, volar como sus manzanas mordidas o no, como los deseos cumplidos o soñados, por cuantos lugares quiera su pincel llevarnos.

 

Un autorretrato consistente en el dibujo de su propia sombra se titula "retrato de un buscador", y ahí el artista se define. Sólo un buscador podría pintar esas playas maravillosas en las que el y todos buscamos destellos, conchas, piedras, objetos olvidados… Tal vez los cuadros que mejor reflejen la actitud del artista ante la vida sean esas mareas bajas que invitan a la búsqueda y a la curiosidad, a escudriñarlo todo, a admirarse con cualquier detalle o a esperar cualquier sorpresa. Paco va por la vida así, como un niño que busca a la orilla del mar y que va coleccionando un tesorito de almejas, piedrecillas o cangrejos, y nos lo muestra con el rostro lleno de felicidad. Cualquier objeto puede resultar prodigioso para el niño asombrado que es el artista, y unas tenazas oxidadas sobre la playa pueden resultar tan milagrosas como el que su madre aparezca en los cielos convertida en una niña sobre una caracola.

El pintor convive con el milagro porque en todo puede realizarse el milagro de la pintura. Unas pinzas de tender la ropa no son menos prodigiosas que las manzanas sobrevolando las azoteas de Sevilla. Picasso llegó a decir que todo era milagroso, y que le parecía un milagro que no nos disolviésemos en el baño como los terrones de azúcar. El arte en sí es un milagro, y Paco Naranjo un creyente en él y un realizador de prodigios.

 

Su mirada es optimista, incluso cuando pinta un personaje triste, pues siempre estará su tristeza envuelta en una estética que endulza y consuela la miseria humana. Acaso sea una cuestión de elegancia, porque su pintura se me antoja elegante y luminosa, como un antídoto contra la vulgaridad.Es un lujo tener a tiro de ratón esa maravillosa colección de cuadros, aunque haya que hacer un esfuerzo para imaginarlos en su tamaño y calidad reales. Para quien los ha visto al natural resulta fácil recordarlos, y curarse con la contemplación de las reproducciones de todo lo mezquino que las noticias del mundo real nos ofrecen a diario. Que los dioses bendigan al artista.

 

 

 

Paco Naranjo

Pinturas 1971-2014

Exaltación del otoño. Acrílico sobre madera. 120x60 cm
Exaltación del otoño. Acrílico sobre madera. 120x60 cm

Exaltación del otoño. Acrílico sobre madera.  120x60cm.